2.14.2009

Te amo-te odio weekend

Hoy es 14 de febrero... y sí, aunque no se quiera, la "tradición" lo arrastra a uno para bien o para mal. Así que no les pondre canciones empalagosas y cursis, mejor les comparto este cuento de una mujercita allegada al disqueDJ..

Salí con mi bicicleta a toda rueda. Iba a encontrarme con el inombrable. Cuando doblé la esquina justo entre Veracruz y Chapultepec, noté la pesadumbre del momento, el vaivén eterno de las nubes y los ojos claros del innombrable. Al encontrarse con los míos volteó y siguió el camino a su estudio. Dejó la puerta entre abierta - aún no sé porque me espera siempre así en vez de abrir desde el interfón. Siempre me espera en la calle.

Noto que en su mesa hay condones, incienso, y tres vasos con residuos de algún alcohol barato. Ni siquiera quiero maquinar lo que sucedió.


- ¿Y ahora que tienes
- ¿Yo? Nada. Fui a ver a mi tía. ¿Tú? ¿Qué hiciste?

Quería preguntarle que chingados había hecho, que jodida noticia me tenía, que trago amargo tenía que beberme. Pero no lo hice. Preferí darme de punzadas en la panza yo sola.


- Que te importa. Nada que tu no hayas hecho antes.


No quería que me dijera más.


- Sólo vine a cargar música y me voy. Tenemos un evento y no creo que vaya a regresar, ¿Quieres ir?


No, no, no vengas. No me arruines otra noche más.


- Pues va, sale deja me cambio.


Acto seguido, sale en pijama a cuadritos con saco verde color verde supermercado, y guantes homeless. Me ve y me dice – tú pareces secretaria, ¿Así vas a ir? - Cuando salimos me hace abrir el portón, porque él saca el coche… Por dios sólo tengo mi maldita chamarra de cuadritos, lo maldigo y a la vez le agradezco que no tenga que ser atropellada por un malsano ser como yo, como él.


Durante el camino me concentro en la luz de la noche, en el aire acariciando mi piel, en mis pastelosos labios reflejados en el espejo del coche. Cuando lo volteo a ver, me pregunto por qué lo tengo tan clavado en mi pelvis, en las entrañas, en la garganta y en los oídos. Y también me pregunto si algún tendré el suficiente valor y destreza de destripar cada centímetro de esa apología de lazos interminables.


Cuando llegamos a la expo, Leonardo estaba en el umbral de la puerta con tres chicos más: Rafa, el curador, Lucía la de documentación y Nicolás, un exprófugo de la piedra que ayuda de vez en cuando en la organización de la galería en la que trabajamos.


El innombrable ni siquiera los saludó y siguió su camino ignorándolos.


-¿Qué tal? – musité en voz baja.


-Wey, no te ves muy animada. Tu disque novio, no parece darte muy bien, ya deberías de hacerle caso a alguno de nosotros –. Dijo Leonardo, agregando una mueca burlona.


- O con todos– respondí.


- Cuando quieras mi reina – dijo Nicolás.


Entramos directo a la barra y mientras bebía con esmero y dedicación, miraba de vez en cuando como el innombrable se paseaba de la mano con diferentes modelos, como reían y cómo les apretaba las nalgas con la misma aferración que yo me embriagaba.


Cuando pusieron mi canción favorita de The Jesús & Mary Chain: Hole, corrí hacia la pista y mientras yo trataba de pasar desapercibida la pista se vació convirtiéndome en la protagonista de la escena. Me balanceaba cantando, arrastrando mis pies con delicadeza y dejando caer mi cabello sobre mi espalda como una Justine desenmascarada.


Éramos yo y la música empalagándonos de placer. De repente sentí como alguien se nos unía apretándose contra mi cintura, sus manos grasosas y sebosas me recordaron que era el cerdo más dulce que conocía, una vez más, el innombrable. Desde ese momento no me soltó, es curioso, cada vez que bailo creo una especie de trampa de la que él no puede librarse. Ésa habilidad de hipnosis a través del baile y mi exquisita cualidad de tener orgasmos mojando en abundancia a mis amantes me hacían irresistible para cualquiera una vez que los conocía, y por supuesto el innombrable era el más afectado.


Lo traía arrastrando como a un trapo sucio mientras intentaba platicar con los desconocidos que elogiaban mi baile. Con una ligera sensación de victoria hacia el género masculino decidí escaparme por unos momentos al ricón más asqueroso del lugar.


- ¿Valeria Lambada no? – me dijo un extraño calvo que sonreía estúpidamente en la entrada del baño. Volteé y le respondí:


- –bueno en sentido figurado-.


Noté que de hecho estaba bastante guapo y le sonreí. Y mi sonrisa se desvaneció estrepitosamente cuando miré de lejos como el inombrable repetía una escena de amor, esta vez con un hombre.


-Por lo menos la diversión es diferente esta vez- pensé.


Se acercó hacia a mí y me dijo: -¿No te importa si me voy antes verdad? Aquí están tus amigos -.


- Te amo -. Le dije con mi cara mezcla de angustia y locura.


- Yo también mi amor-.


Hizo una mueca de cinismo, y mientras me fui a tirar y a que me tirarán para intentar olvidar ya no sólo el nombre del inombrable, también quería acabar con su existencia.


"Te amo-te odio weekend, fragmento novela inédita Domingos de Mi tia Minga por Valeria Lambada
"

1 comentario:

  1. Ayyy.... es horrible hacerte de la vista gorda o peor aún cuando te haces chairas mentales y tus pensamientos vuelan tan alto como un papalote, que horror!!!! no sabes que te mata, sí ver las cosas o imaginarte que pudo pasar Pfff...... Cuando por fin decido terminar con ese estado de full mental jackets, todo se termino!!!!!!! después de estar juntos por años y lo peor es que han pasado tres años y no sé sí paso o todo fue producto de mi imaginación!!!!! que feo.....

    Saludos!!!

    XOxo

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